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Tragedia migrante: el sueño americano que terminó en lágrimas

Zinapécuaro, Mich.-25 de junio de 2021. Las calles polvorientas de Huajúmbaro de Guadalupe se vistieron de luto al recibir el cuerpo sin vida de Jaime Alanís, un migrante michoacano cuyo sueño americano terminó en tragedia. Su ataúd, cubierto por una sábana blanca, fue escoltado por el silencio roto sólo por llantos de familiares y vecinos, quienes aún no creen que haya regresado así, después de años de esfuerzo en Estados Unidos.

El viaje postmortem de Jaime comenzó en un hospital de California, donde falleció el 12 de julio tras una caída durante un operativo migratorio en el invernadero donde trabajaba. Sus heridas—en el cráneo y una arteria cerebral—fueron fatales. Siete compañeros también resultaron lesionados, revelando los riesgos extremos que enfrentan los migrantes indocumentados. Su cuerpo repatriado llegó primero a Guadalajara antes de emprender el último tramo hacia su tierra natal.

En su humilde casa de láminas, su esposa e hija lo esperaban. No hubo discursos, solo veladoras, flores de papel y el aroma a café compartido entre sollozos. Jaime se convirtió en un símbolo doloroso: el de miles que cruzan la frontera buscando mejor vida y terminan pagando el precio más alto. Su sueño se apagó lejos de casa, pero su memoria ahora vive en las montañas de Zinapécuaro, donde su comunidad lo recuerda con amor y rabia contenida.

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